sábado, 22 de enero de 2011

Estereotomía, aspectos formales

Tal como sucede con las denominaciones de las otras tres categorías técnicas, Semper da un significado propio a un término que tenía hasta entonces un sentido más acotado, y en este caso bastante difundido: estereotomía era el nombre que se daba en general, literalmente, al “corte de sólidos” (piedra, madera, metal —hoy la llamaríamos en este sentido maquinado) y en particular a la montea, es decir al trazado de las formas para el labrado de la piedra en la conformación de sillares y demás piezas de construcción (la cantería). La montea producía finalmente plantillas a escala natural para el trabajo de cantería, y los tratados de estereotomía tienen una base importante de geometría descriptiva, además de incorporar reglas de proporción de las partes que funcionaban como métodos empíricos de dimensionamiento estructural.

Tosca, “De la montea y cortes de cantería”,
Tratado XV de Compendio mathematico, en que se contiene todas las materias mas principales de las Ciencias que tratan de la Cantidad (1727)


A continuación fragmentos del capítulo 9, “Estereotomía (construcción en piedra), aspectos funcionales/formales”, de
El estilo en las artes técnicas y tectónicas. A modo de referencia sobre el contexto en el que aparecen, la tabla de contenidos del capítulo es la siguiente:

Introducción
El hogar
La mampostería de piedra
      1. Elementos constructivos considerados en sí mismos
            Decoración de las juntas
            Anclajes de los sillares
      2. Las relaciones de las partes entre sí y con el conjunto; el principio de su traba [concatenación]
            a. Relaciones de las partes entre sí
            b. Relaciones de las partes con el conjunto
            c. El principio de la traba [concatenación] de las partes constructivas
      3. La forma de la subestructura considerada en su conjunto
            1. El círculo
            2. El polígono
            3. El rectángulo

El siguiente texto es una traducción original, publicada aquí como adelanto de la próxima edición de Gottfried Semper, El estilo en las artes técnicas y tectónicas en español, e incluye notas del traductor (†[N. T. E.:… ]) e imágenes agregadas especialmente a esta edición. Se autoriza la reproducción total o parcial con la atribución al traductor, Juan Ignacio Azpiazu, e indicando como fuente este blog, semper-estilo.blogspot.com.



§ 161
Introducción


De acuerdo con la presentación de las cuatro categorías de las artes técnicas hecha en el capítulo 2, corresponden al territorio de la estereotomía aquellas cuya tarea técnica consiste en la utilización de las materias primas que debido a su constitución dura, compacta, y homogénea ofrecen gran resistencia a la deformación y a la rotura por aplastamiento, son por lo tanto de significativa resistencia a la compresión, permiten mediante la remoción de partes de la masa elaborar cualquier forma deseada, y en piezas regulares pueden unirse para formar sistemas resistentes en los que la resistencia a la compresión es el principio estructural más importante.

Según esta definición el territorio de la estereotomía es muy amplio, casi universal, aplicable a casi todo propósito formal espacial imaginable. La mampostería de piedra y el recubrimiento de mosaico, ambas obras de la estereotomía, pertenecen al mismo tiempo al territorio de la extensa e importante técnica que constituye el tema de todo el primer tomo de esta obra, las artes textiles; la glíptica (el arte del entallado de piedras finas) lleva a la estereotomía al terreno de la cerámica. El templo de mármol helénico es estereotomía según los principios de la tectónica [carpintería]; la escultura en mármol y marfil, la toréutica (el cincelado del metal, el grabado), la talla de piedras preciosas, y todas las otras esculturas de materiales duros tienen estrechas relaciones estilísticas con la plástica, con la empéstica†, y con el repujado y el colado del metal. En todas estas artes la estereotomía es estrictamente hablando sólo una técnica secundaria, es decir que los materiales de los que se sirve no son aquéllos en los que se corporizó inicialmente y primordialmente el modelo funcional-formal puro. En este sentido la estereotomía está atada a ciertas limitaciones estilísticas históricas-tradicionales que deben su origen a otros materiales y a sus correspondientes procedimientos técnicos completamente diferentes.
† [N. T. E.: la obra de chapa repujada y soldada sobre un núcleo perdido, generalmente de madera, arcilla, o bituminoso. Ver § 63.]
Los conceptos cuya representación asume la estereotomía en estos usos propios de las otras técnicas han encontrado hasta cierto grado expresión fomal ya antes en otros materiales, respondiendo a sus requerimientos estilísticos. Toma a estos conceptos como si fuera de segunda mano; pero a cambio es la técnica auténticamente monumental, porque los materiales de los que se sirve brindan la mayor garantía posible de permanencia, porque también para la conformación en gran escala y específicamente para edificios de grandes espacios ofrece recursos cuyo campo es casi ilimitado, y porque finalmente estos materiales (especialmente las piedras blandas empleadas en la construcción en piedra, incluido el mármol), por razones de estática y de tensiones admisibles, obligan por su naturaleza a respetar en las partes estructurales dimensiones que también responden a las leyes de la estabilidad absoluta†, que es de lo que depende fundamentalmente la monumentalidad de una obra tal como se mostró en la parte de Tectónica (§ 137, pág. 645).
† [N. T. E.: absolute Stabilität; la capacidad de una pieza de resistir a la gravedad por sí misma, sin necesidad de otras piezas de arriostramiento para evitar su volcamiento o su pandeo —de la manera en que por ejemplo la columna del templo griego se mantiene en pie incluso sin la viga.]

Con lo que la técnica que nos ocupa carecería para la parte más grande e importante de sus usos de un territorio propio, y sería difícil respetar aquí el orden seguido hasta ahora, por el cual deberían tratarse primero las cuestiones de lo formal absoluto-funcional y luego las técnicas-históricas. ¿Pero realmente entonces no tuvo la estereotomía ningún territorio originalmente propio? Si se pudiera sin embargo detectar uno, o atribuírselo sólo parcialmente, habría un nexo que permitiría mantener la lógica seguida hasta ahora.


§ 162
El hogar

Si se definiera como obra estereotómica ya al apilamiento del montículo de tierra o al aplanamiento de una roca irregular, aparecería el nexo buscado en el símbolo más antiguo y más noble de la sociedad y de la civilización, el hogar, y junto con él en el altar como máxima expresión de la misma idea cultural.

En la plataforma de tierra del hogar se encuentra al mismo tiempo el modelo conceptual de toda sobreelevación del suelo que desde la civilización más temprana los hombres de todo lugar han elegido, nivelado o erigido para de alguna manera separar algo de la tierra y del mundo, como sitio sagrado para colocar sobre él lo consagrado. Como tal, el apoyo es para lo apoyado representante de la sillería resistente de la Tierra, representa metafóricamente al mundo entero, constituyendo como sostén de la forma una oposición con el ágalma (el objeto sagrado) propiamente dicho que se apoya sobre él, y al mismo tiempo combinándose con el objeto (completándolo) recién entonces en una totalidad, en algo separado simbólicamente del mundo*.
*: Podemos evitarnos mayor elaboración acerca de la necesidad de este contraste haciendo referencia a lo anterior, en particular a las explicaciones de ciertos conceptos estéticos-formales de los Prolegómenos.
De modo que el caespes†, el muro de tepes apilados, era todavía entre los romanos el símbolo consagrado inmemorialmente para las fundaciones de ciudades y la consagración de sepulcros. En los monumentos más antiguos de los que se preservan restos, en Egipto, Asiria, Fenicia, y Judea, la construcción de piedra como tal, es decir con la utilización formal decorativa de sus propiedades, se expresa solamente en la estructura de basamento, mientras que todo lo que se coloca sobre ella, aunque no menos estereotómico en términos técnicos, no manifiesta directamente su origen constructivo sino que se viste en formas artísticas [Kunstformen] que pertenecen en parte a los textiles, en parte a la tectónica, y a las que también brindó su importante contribución la cerámica.
† [N. T. E.: el término latino caespes, origen de césped, se usaba para el suelo cubierto de hierba, el terrón de tierra superficial con su hierba y raíz (tepe, tapín; en inglés turf, sod), el montículo, el terraplén o la muralla, y el altar.]
[…]

En los altares monumentales y sitios sagrados la mampostería de piedra encontró entonces su propia aplicación como tal, y en este uso es el objeto primero y más importante de la técnica que nos ocupa, aquél en el que se manifiesta y puede demostrarse la ley formal abstracta que la rige.

[…]

§ 165
2. Las relaciones de las partes entre sí y con el conjunto: la ley de su traba [concatenación]
[…]
b. Relación de las partes con el conjunto

Las dimensiones promedio habituales en las piezas de mampostería empleadas dependen de la constitución geológica de las regiones que habitan los pueblos, de las condiciones culturales de estos pueblos, y en parte de las tradiciones edilicias que provienen de tiempos inmemoriales y que se traslucen en todos los modos de construcción por lo demás tan diferentes. Estas dimensiones presentan la información más segura acerca de lo característico de cada estilo arquitectónico, así como de la condición cultural de los pueblos que los construyen y de las épocas que se reflejan o simbolizan en sus monumentos.

Las manos de millones de esclavos dejaron sus marcas en los bloques de sesenta pies [18 m] de los baluartes sirios, en las pirámides y demás obras de Egipto.

La mampostería de los griegos, de tamaño limitado pero perfectamente isodoma, expresa el modo helénico en su altura conceptual y limitación espacial y material.

La imponente obra romana, sín consideraciones de recursos y espacio que la limiten, austera en su rechazo de todo lo carente de propósito, sumamente consistente en el uso de los recursos y métodos que conducen de manera más directa y rápida al objetivo, es un resultado de la construcción en piedra en su más grandiosa concepción de definición espacial, y al mismo tiempo manifiesta su carácter de manera más superficial y decorativa en la exposición del almohadillado potente pero moderado y práctico.

La despoblación, la pobreza, el deterioro de los caminos y de las vías navegables, la pérdida de las tradiciones constructivas y los conocimientos ingenieriles de la antigüedad llevaron al medioevo temprano a la sillería más pequeña con gruesas juntas de cal, lo que nuevamente es una clave importante para la comprensión de los métodos constructivos medievales y caracteriza a la época.

Pero este tema corresponde ya al capítulo técnico-histórico de la estereotomía, y todavía más al tercer tomo, que trata sobre los estilos arquitectónicos.

[…]

c. La ley de la traba [concatenación†] de las partes de la construcción
† [N. T. E.: el término Verkettung, “concatenación, encadenamiento”, se usa en éste y en otros textos de la época para referirse a la traba de la mampostería. Debido a que la analogía textil se pierde en el español “traba”, en los casos en que esta asociación es relevante se ha usado aquí el término “concatenación”.]
La mampostería masiva (es decir construida íntegramente de sillares) y en general la arquitectura de piedra se desarrolló sólo gradualmente a partir de la mucho más antigua encostración de terraplenes o mampostería de adobes, en donde se usó por primera vez la piedra en construcciones de plataformas . Estos revestimientos de piedra dependían estilísticamente del arte de la terminación de paredes (el arte textil), primero en sentido puramente general-formal como coberturas (ver § 9), y segundo en sentido técnico-histórico, ya que la simbología de toda cobertura consiste según tradición inmemorial en formas decorativas surgidas de los procesos de tejido, trenzado, bordado, y rebordeado, o que responden a éstas.

Además sucede que en la concatenación de sus elementos todo muro bien construido es realmente una especie de tejido o, según otro principio de la construcción, una especie de entrelazo —y así se ve.

De ahí que en los capítulos 3 y 4 del primer tomo [“Arte textil”] esté implícito casi todo lo que puede decirse en términos de forma artística acerca de la ley de concatenación de las piedras en la mampostería, y sólo queda aplicar su contenido a nuestro presente tema, lo que dada la cantidad de material que todavía se impone tratar puede quedar para el lector perspicaz. Ciertamente que en este caso determinadas relaciones se comportan de manera diferente, sobre lo que sin embargo ya se ha presentado información en lo anterior. El principio de vínculo y concatenación trabaja aquí sólo desde arriba hacia abajo y viceversa, en vez de en todas las direcciones; esta circunstancia influyó sobre el tratamiento decorativo de la construcción. Por ejemplo, el rebordeado no debe realizarse en una sillería según los mismos principios que en una cobertura. Tampoco debe el reborde superior ser igual al inferior, ni el lateral ser igual a cualquiera de los otros dos. El reborde superior es un coronamiento, mientras que el inferior es una base, soporte del conjunto, y por lo tanto más grueso, más fuerte, de material más resistente. Los dos rebordes laterales directamente no son necesarios, o si aparecen deben destacar la traba de los dos lienzos de muro que se encuentran, presentarse como refuerzos de la mampostería, y también como arriostramientos (contra el empuje del terraplén desde el interior).

Una sillería rebordeada uniformemente de todos lados, según el principio del tablero y el marco, se ve débil, es contraria al estilo. Esto debe evitarse incluso en las construcciones de ladrillo cocido sin revestir. Los tableros y los marcos son válidos sólo para las panelerías, que ciertamente también pueden construirse en piedra, en cuyo caso sin embargo no deben destacarse las juntas como tales. Debido a la relación con otras cuestiones que se refieren al muro en su conjunto, recién más adelante seguirá algún material adicional al respecto.

[…]
§ 166
3. La forma de la subestructura considerada en conjunto

Traigo a recuerdo el hecho de que tradicionalmente el principio constructivo† en discusión inicialmente aparece empleado formalmente sólo en el basamento, porque éste es el territorio en el cual pudo expresarse con autonomía. Lo reconocimos en la forma y en la concatenación de los elementos de la construcción, y la cuestión es ahora en qué medida se expresa en la construcción misma, considerada como totalidad.
† [N. T. E. das struktive Prinzip; el principio de la expresión de la construcción, como contrapuesto al principio del revestimiento. Ver referencias anteriores en págs. 225, 368.]
Ciertamente que el basamento [Fundament] se debe disponer según el propósito y la forma de aquello que se basa [funda], y en este sentido disponerse en su forma principal independientemente de cómo esté construido; sólo que ya el objeto propiamente dicho, lo que funda, pudo y debió experimentar la influencia de las exigencias constructivas del basamento y ajustarse a ellas, y todavía más directa debe haber sido esa influencia sobre la forma de lo fundado. El principio de conformación inorgánico propio de la construcción en piedra llevó naturalmente a formas básicas regulares, es decir conformadas de manera eurítmica cristalina: el círculo, el polígono, y el rectángulo.


1. El círculo
Los monumentos tal vez no más antiguos pero sí más primitivos confirman lo que ya a priori debe parecer verdad —que la planta circular es la más originaria. La pila de tierra es ciertamente el basamento más antiguo, y ésta naturalmente resulta circular, forma en la que también se preserva mejor y por más tiempo. De hecho con el tiempo la naturaleza transforma a la construcción de cualquier otra forma en un cono de escombros de base circular u oval, lo que como ejemplos más grandiosos muestran innumerables ruinas de plataformas de ciudadelas caldeas y asirias originalmente rectangulares.

Son construcciones de planta circular originaria las antiguas tumbas reales del Monte Sípilo, que se relacionan con las más tempranas tradiciones pelásgicas-helénicas. Lo mismo las tumbas de Áyax y Aquiles, y las de los monarcas de Sardes. Son circulares los sitios sacrificiales de mampostería poligonal en torre que todavía se preservan en los montes Oros de Egina y Liceo de Arcadia. La misma forma tienen los crudos túmulos sepulcrales del norte y las más elaboradas tumbas cónicas construidas en piedra en Corneto, Chiusi, Volterra, en la isla de Cerdeña, y en muchos otros lugares —para no mencionar a los famosos tholoi de la época heroica de Grecia y otros edificios circulares prehistóricos.


Túmulo de Tinghøjen, Dinamarca
Foto de Kim Hansen

Túmulo de la cultura de Halstatt, valle del Sulm (Burgstallkogel), Estiria del Sur, Austria
Foto de Hermann A. M. Mucke

Maqueta de un túmulo de la cultura de Hallstatt en el Germanisches Nationalmuseum, Nuremberg
Foto de Wolfgang Sauber


2. El polígono
La planta poligonal es una forma de transición que parece corresponder al canon de la mampostería ciclópea, por los ángulos obtusos propios de ésta que se vuelven generalizados en esta forma básica.

Ciertamente no hay evidencia, hasta donde conozco, de obras de este canon en forma de polígono regular, pareciendo sus irregularidades tener en general razones funcionales, al tiempo que con el predominio del ángulo obtuso se expresan en ellas consideraciones de solidez y el principio propio del canon de la mampostería poligonal. Son ejemplos las ciudadelas de Tirinto, Micenas, y Argos; similares en Tavium en Asia Menor y otros lugares.



3. El rectángulo
La estrecha relación entre la planta y el modo de ejecución de una construcción se manifiesta de manera todavía más definida entre la estructura construida de unidades paralelepipédicas y el rectángulo como forma de la planta.

Esta forma se introdujo ya con el desarrollo del ladrillo de arcilla, pero adquirió su plena validez recién con la construcción de sillares. Esto se ve con claridad en las obras que por su propósito no están atadas a ningún esquema de planta en particular, o mejor en aquellas a las que por tradición antigua les corresponde el circular. A éstas corresponden claramente los montículos sepulcrales; abandonan la forma redonda sólo en los países de la construcción de ladrillo y de la sillería, en Caldea y Egipto, en donde adoptan la planta cuadrada y en alzado reemplazan al cono por la pirámide.

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Continuando, debemos volver una vez más a un punto muy notable de la historia cultural y arquitectónica, tocado ya repetidamente, a saber, a la tradición prehistórica de la construcción según el principio del revestimiento. Según el mismo la construcción consiste de dos componentes, la cáscara y el relleno.

Este contraste se presentó ya en la estructura más primitiva y simple, el montículo de tierra revestido y de algún modo así reforzado con hierba, en cierta medida como necesidad natural.
No deseamos aquí considerar todas sus implicancias, sino sólo sus efectos más inmediatos y directos sobre la forma de la construcción.

La pared de piedra de revestimiento, al tiempo que refuerza al núcleo, requiere a su vez refuerzo contra aquello que debe proteger. Esto lo enseñaron las primeras experiencias.

El modo de combinar simultáneamente la reducción de la presión de la tierra y un refuerzo de la costra contra las influencias externas se encontró en la estructura celular —es decir en la separación de la masa de relleno, que ejerce una presión lateral, en masas pequeñas, por medio de estructuras que atraviesan repetidamente el núcleo.

En estructuras de forma básica central (entre las que se puede considerar también el cuadrado), esta subdivisión de la masa de relleno podía hacerse de dos maneras, a saber, por medio de paredes divisorias concéntricas o radiales. De ambos sistemas hay ejemplos sumamente antiguos muy instructivos; la llamada Tumba de Tántalo en Tmolos muestra ambos sistemas al mismo tiempo. La tumba de Volterra ilustrada a continuación está construida puramente según el sistema concéntrico, y también lo está la ciudadela de Tirinto; la notable estructura de las pirámides egipcias, una serie de costras dispuestas alrededor de un núcleo, es consecuencia última del mismo.

Estructura interna de una tumba de Volterra

En estructuras de planta rectangular y paredes frontales extendidas, el sistema celular radial se transforma en el paralelo y da lugar a los tan notables syrinx (tubos, es decir pasajes) característicos de todas las subestructuras de la antigüedad, las subestructuras comunes a las ciudadelas y pirámides sepulcrales asirias, al templo de Jerusalén, al templo del Sol en Baalbek, y al templo pisistrátida de Zeus Olímpico en Atenas. También sirven de base al Templo [de Júpiter] Capitolino, quizás desde los más antiguos tiempos prerromanos; dan la nota tónica según la cual adquiere expresión constructiva-formal la idea espacial en el Tabularium, en las subestructuras de las cavea de los teatros romanos, en los praetoriums, e incluso en los edificios de las termas y en las basílicas abovedadas (romanizadas). Se puede decir que la esencia del tan grandioso estilo romano —con el que la arquitectura entra en un camino completamente nuevo, que todavía le queda por concluir, ya que el medioevo e incluso el Renacimiento la llevaron por caminos laterales— reside en la utilización arquitectónica-espacial de la estructura hueca del basamento aplicada al edificio elevado. Este principio, que debe su origen al empuje de la tierra, se manifiesta en el detalle tal como lo hace en el conjunto de la obra; por ejemplo la mampostería rellena, el llamado emplecton (la mampostería auténticamente romana, que también siguió siendo la habitual durante toda la Edad Media), resulta del mismo principio y es de acuerdo con el mismo que se la debe juzgar y tratar .

El muro relleno, vinculado.
El opus emplectum romano, relleno con hormigón y trabado con llaves metálicas, y
el emplekton griego, trabado con perpiaños y con la cavidad rellena con mampuestos aparejados.
De Los diez libros de Vitruvio, en la interpretación de Ortiz y Sanz (1787)
Muro relleno de la ciudad de Velia, Magna Grecia
Foto de A. Acocella

Una construcción tan singular como la mampostería celular debía expresarse en el exterior. Así sucede en las plataformas de templos de los helenos, que supieron darle la más plena expresión al principio estructural que presentan , como por ejemplo resulta visible en la subestructura pisistrátida del Templo de Zeus Olímpico (ver el siguiente grabado). Ésta consiste en una serie de pasajes abovedados y está realizada en mampostería irregular pero revestida con sillares cuyas proyecciones sirven de expresión externa para cada pared de división de las bóvedas de cañón internas, y entonces de ninguna manera son contrafuertes (como tampoco lo son las pilastras del Coliseo y de otras obras romanas, que es como Viollet-le-Duc las entiende erróneamente, y las critica partiendo de esa presunción) sino más bien extensiones, prokrossoi, parastates, asimilables a las cabezas de vigas de las paredes de partición de las casas suizas, y es con este sentido que las concebían los antiguos.

Subestructura del Templo de Zeus Olímpico de Atenas (dibujo del autor)

Por razones ya tratadas la estética antigua no podía aceptar la expresión del empuje lateral, y donde éste se volvía inevitable (por la presión de la tierra, o de la bóveda) acostumbraba anularlo físicamente y formalmente en la fábrica misma y por medio de la disposición espacial.

[…]

Por lo tanto también sobre las proporciones entre la subestructura y lo soportado lo que se puede dar por justificado son sólo generalidades.

En primer lugar y sobre todo se evita la igualdad entre estas dos partes integrantes de la forma. En el edificio columnado simple el podio forma la base y le corresponde el entablamento como su dominante† opuesto más ligero. Por lo tanto el podio debe superar al entablamento, si no en altura al menos en fuerza expresiva y masa; pero con su masa y altura no debe disminuir a la obra de soporte columnar como el elemento ascendente de la forma general. Lo mismo vale para los edificios de pisos, si bien en éstos mucho depende de si ascienden como una torre o si se desarrollan a lo ancho.
† [N. T. E.: ver Prolegómenos, “La autoridad proporcional”.]
En cualquier estilo, llámese egipcio, griego, romano, gótico, o como sea, vale la ley de validez absoluta de que en los edificios de pisos la subestructura y la parte de coronamiento (superior) dependen proporcionalmente ante todo del conjunto, como si el edificio completo fuera sólo tripartito, consistente en (1) esa subestructura; (2) el coronamiento que le corresponde a esa subestructura y al conjunto; y (3) lo que está en el medio, aquello que funda y concluye a través de los anteriores. Pero con ello debe lograrse al mismo tiempo la armonía entre las unidades de rango menor (los pisos y sus articulaciones), entre sí y con la tripartición principal —una de las tareas más difíciles del arquitecto, en la que sin embargo no entraremos en detalle aquí ya que es de carácter arquitectónico general.


Semper, edificio principal del ETH Zürich
gta Archiv, ETH Zürich
Basamento del resalto central, en una foto de 1921
gta Archiv, ETH Zürich
Foto Flickr:Fluminator

Foto Flickr:Caramdir


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