En primer lugar algunas imágenes de un extraordinario libro que reúne material recopilado y elaborado durante 1931-46 por el arquitecto e investigador chino Liang Ssu-ch’eng, publicado originalmente como A Pictorial History of Chinese Architecture (MIT Press, 1994) y reeditado por Dover como Chinese Architecture: A Pictorial History (2005). Liang (1901-72) provenía de una familia de intelectuales de Pekín y se formó como arquitecto en la tradición Beaux Arts en el University of Pennsylvania Department of Architecture con Paul Cret, por la misma época en que lo hacía Louis Kahn (Kahn se graduó en 1924, año en que ingresa Liang). Recomiendo enormemente este libro.
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Pabellón de 1196. De Liang Ssu-ch’eng, A Pictorial history of Chinese Architecture. |
Comparar con
Iglesia de Borgund. Håkon Christie. |
El siguiente ejemplo, además de notable por su arquitectura, sus dimensiones y su antigüedad, es interesante también para imaginarse algunos aspectos de los templos griegos (ver por ejemplo la reconstrucción de Garnier del templo de Egina en el fragmento reproducido aquí sobre el templo dórico, o la de Quatremère de Quincy en los párrafos sobre el cambio de material).
Pabellón de 984. De Liang Ssu-ch’eng, A pictorial history of Chinese architecture. |
La siguiente imagen de un templo budista en Thomas Allom, China in a series of views (1843) recuerda inmediatamente las descripciones de la casa señorial nórdica.
Allom, China in a series of views tomo 1. Publicado digitalmente por Bayerische Staatsbibliothek - MDZ. |
La composición de los conjuntos edilicios a partir de estos pabellones sueltos de crujías de carpintería también tiene semejanzas en ambas arquitecturas. Comparar la lámina siguiente con la descripción de la granja nórdica antigua y el plano del monasterio de St. Gall.
De Luigi Canina, L’architettura antica tomo 2 (1839). Publicado digitalmente por HEIDI. |
Las consideraciones de Semper, en las que se funden aspectos tecnológicos, antropológicos, y estéticos, resultan particularmente ricas en comparación con el abordaje mucho más limitado del mismo tema compositivo por parte de Viollet-le-Duc años más tarde en la charla 19 de sus Entretiens sur l'architecture. El siguiente fragmento de Viollet lo preparé hace mucho tiempo ya a partir de una edición en inglés de Dover, cuando no resultaba tan fácil como hoy conseguir el original francés.
Debe entenderse que estoy hablando aquí exclusivamente de las viviendas de campo ordinarias, y no de grandes casas señoriales o châteaux. Son las casas de campo ordinarias las que tengo especialmente en vista, porque éstas son numerosas, y el gusto por construcciones de este tipo se ha difundido muy ampliamente en este último medio siglo. Sin embargo, con el desorden que prevalece en el terreno arquitectónico, y con las fantasías extrañas y pueriles de los que construyen casas, son muy pocos los edificios que satisfacen adecuadamente los requerimientos de una casa de campo de dimensiones moderadas.
Hay dos maneras diferentes de abordar estos requerimientos, una que llamaré el método inglés, y otra que llamaré el método francés.
El método inglés consiste en unir pequeños bloques edilicios, cada uno conteniendo una o dos dependencias, según el gusto o la conveniencia del dueño generalmente sólo en planta baja, y sin considerar en absoluto la simetría; cada uno de estos bloques de una altura que corresponde a la dependencia que contiene, con ventanas según la vista que se desee, y con vínculos más o menos convenientemente dispuestos. En una planta de este tipo usada para una construcción en el campo vemos la impronta de ese sentido práctico que distingue a los ingleses.
El método francés consiste en construir un pabellón, es decir, un bloque masivo simétrico, en el que los distintos tipos de espacio, en vez de estar desparramados en horizontal como en la planta inglesa, están unidos en una serie de pisos, todo bajo el mismo techo. Este es un viejo método tradicional de Francia, y que tiene sus propias ventajas. La verdadera casa de campo francesa es el château de plaisance del siglo dieciséis hecho miniatura, así como el cottage inglés es la casa señorial inglesa del medioevo hecha miniatura, con sus bloques de construcción dispuestos variadamente según la conveniencia del ocupante. Algunos propietarios franceses han hecho esfuerzos por introducir el estilo inglés, pero no creo que estas disposiciones sueltas se ajusten a nuestras costumbres, a menos éstas cambien, lo que es difícil esperar. El método inglés preserva, incluso entre relaciones de mucha proximidad, una especie de independencia, —un aislamiento personal que es muy difícil encontrar entre nosotros. Cuando los franceses tienen una relación de estrecha amistad, o piensan que la tienen, parecen dispuestos a compartirlo todo, y a sacrificar absolutamente su individualidad; a pesar de que cuando las relaciones que se han vuelto estrechas antes de lo debido dan lugar a desacuerdos las peleas que resultan son muy violentas. Esta no es sin embargo nuestra peor falla, ya que tiene también su lado bueno. Pero cuando una familia, o cuando verdaderos amigos, se reúnen, parecería deseable que su vida en común fuera tan concentrada como sea posible. Cuanto mejor se sirva a la vida en común mejor será. Para un francés entonces una casa de campo es una especie de tienda común, cuyos internos siguen todos los mismos rituales diarios. Entre nosotros, la vida en una casa de campo es tenida por vital y alegre sólo cuando todos están al alcance de la voz de los demás, cuando las habitaciones están muy próximas unas de otras, y cuando se puede charlar incluso a través de las paredes y de los pisos. De modo que será muy difícil persuadir a franceses que están descansando en una casa de campo de que la mejor manera de mantener una relación cordial entre ellos sea nada menos que evitar este contacto forzoso a toda hora del día, y preservar una apreciable independencia. Por supuesto que no incluyo casos excepcionales. Es el resultado de nuestra forma de vida que el tipo para la casa de campo francesa sin demasiadas pretenciones, hasta hoy al menos, ha sido, y sigue siendo, lo que se llama un pavillon. Corresponde que el arquitecto se adecue a las costumbres establecidas, haciendo lo mejor posible en las circunstancias, sin caer en vulgar obsecuencia, y mientras tanto estudiando cuidadosamente las reales condiciones del programa y las que tienen que ver con la salubridad y los medios para hacer un edificio fácilmente preservable.
W. H. Bidlake, casa en Edgbaston. De Muthesius, The English house (BSP 1987). |
Para el lector contemporáneo el comentario de Viollet sobre lo que llama “el método inglés” inmediatamente recuerda a su vez a su lector Le Corbusier y el primero de los modos de “les 4 compositions” —el genre plutôt facile, pittoresque, mouvementé, ilustrado con Maison La Roche.
Le Corbusier, “les 4 compositions”. Casas La Roche, en Garches, en Stuttgart y Savoye. De Oeuvre complète 1910-1929. |
Variaciones contemporáneas del edificio de carpintería nórdico en el hoy demolido Niagara Falls Wintergarden de César Pelli, comentado en Environmental Performance, y más literalmente en las unidades del Sea Ranch con sus crujías primarias desde las cuales se extienden amplios bay windows —conjunto que nos devuelve, vía sus autores alumnos de Kahn, a Paul Cret profesor de Liang Ssu-ch’eng.
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